Desde el comienzo de la invasión de Ucrania por parte de Rusia el pasado mes de febrero, los precios de los productos energéticos y de muchos productos básicos, como los cereales o el aceite de girasol, han empezado a subir indiscriminadamente.
El motivo principal, como cabe entender, la dependencia de estos productos hacia sus principales productores y partes del conflicto armado, Rusia y Ucrania.
España es una de las potencias mundiales en producción del aceite de girasol, pero lejos de los datos de Ucrania y Rusia, los dos países que más generan aceite de girasol. Más concretamente, Ucrania es el mayor productor de aceite de girasol del mundo con 4.400.324 toneladas de producción por año y España tiene entorno a unas 300.000 toneladas por año.
Según Primitivo Fernández, Director General de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (ANIERAC), “con el cultivo nacional sólo se llegaría a cubrir algo menos de la mitad de la demanda.”
En la última semana de febrero, el precio de salida en las fábricas del aceite de girasol refinado estaba en 150 euros por cada 100 kilos, mientras que el pasado 8 de mayo su precio estaba en 274 los 100 kilos, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
La subida de los carburantes y del aceite de girasol ha provocado que, según datos muy recientes, el IPC se haya incrementado en más del 10 %, según el INE en su estudio mensual de este indicador de precios.
El consumo de la industria alimentaria depende del aceite de girasol sobre todo en la elaboración de las conservas, las patatas fritas, bollería, tomate frito y mayonesa, entre otros.
A pesar de todo lo ocurrido tras el estallido de la Guerra de Ucrania, no ha habido desabastecimiento total del aceite de girasol, pero en nuestro país ha provocado, que tengamos que mirar a otros mercados, como el sudamericano para intentar “sustituir” esta falta de materia prima.
Esto no ha sido suficiente, de momento para bajar los precios a los niveles de antes de la guerra, ya que, tras los episodios de racionamiento del aceite de girasol del pasado mes de marzo, después le han seguido las malas cosechas de América del Sur y la especulación de los precios de esta materia.
Los fabricantes de patatas fritas, entre ellos El Fogón Real, nos vemos muy afectados. Debido a estos puntos descritos anteriormente, el coste de producción de nuestras patatas ha subido enormemente, lo que nos obliga a subir los precios de venta al consumidor. Es la primera vez desde que empezamos nuestra actividad que nos vemos en una situación así y hasta que no bajen más los precios de base del aceite de girasol, no podemos hacer mucho más, para que nuestros consumidores sigáis disfrutando de nuestras patatas fritas.
Sin embargo, en el Fogón Real seguimos friendo las patatas siempre con aceites de primera calidad alto oleico a la temperatura adecuada, proporcionando una fritura de color dorado y con el sabor característico de las patatas fritas que recordamos de las churrerías de nuestra infancia.