El término “patata” procede originariamente del cruce de «papa» del quechua con «batata» del taíno.
Al principio, el término se usaba con el significado de batata y es a partir del siglo XVIII cuando se obtienen los primeros escritos con el significado de papa.
Descubrimiento y origen de la patata
Originaria de Chile y de Perú, esta planta de origen tuberculoso, fue descubierta por los españoles durante la conquista de América y fue llevada posteriormente a Europa.
Los incas plantaron más de 60 variedades de patatas adaptadas a los diferentes climas, hasta el punto de conseguir cultivarlas tanto en zonas desérticas como en zonas de muy elevada altitud como, por ejemplo, cerca del Lago Titicaca.
Un tubérculo con alto valor alimenticio
Tras su descubrimiento, los españoles que se encontraban en América se dieron cuenta pronto del alto valor alimenticio de esta planta y de la facilidad con que se podía conservar.
Después comenzaron a consumirla en sus barcos y después, entre 1565 y 1570, según los estudios, la patata fue introducida por los navegantes en España. Posteriormente, sobre 1580, las patatas comenzaron a cultivarse en los jardines de Italia.
Es cuando llega nuestro continente, gracias al agrónomo y naturista galo Antoine Parmentier que extendió por toda Europa la costumbre de usarla como alimento.
Parmentier, primer ilustrador de la patata
Parmentier fue hecho prisionero de guerra en Wesfalia, durante la guerra de los Siete Años, en la que descubrió el valor nutritivo del famoso tubérculo y se percató de que era un producto muy bien valorado por la población de aquella zona.
En 1772, ganó el premio de la Academia de Besançon, con un trabajo en el que destacaba ampliamente los valores nutricionales de la patata.
Pero hasta después de las horribles hambrunas de 1785, en el que se le concedieron al ilustre agrónomo unos terrenos para que las cultivara y experimentará con ellas. Aunque solo comenzó a tener éxito en su tarea de darla a conocer, cuando Luis XVI empezó a pasearse con una flor de patata en la solapa y a dejar que el pueblo llano entrara de noche a los jardines de palacio a robar las patatas que tenía plantadas en los extensos terrenos del mismo.
En definitiva, un origen algo más accidentado de lo que podíamos esperar para un alimento muy valorado y demandado y muy importante en nuestra dieta mediterránea.